martes, 6 de septiembre de 2011

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Te conozco casi mejor que a mí misma. Corres. Huyes. Te escondes. Desapareces. Te escurres por las grietas del recuerdo.
Crees que te refugias. Pero te dan pinchazos en el pecho. Y vuelves, porque ya no estás a salvo en ningún lugar. Y, aunque yo esté harta de tus idas y venidas,nunca sé irme del todo. Ni cerrar la puerta a cal y canto.
Así que, al verte, me quito el reloj (no quiero saber el tiempo que ha pasado) y te abrazo.
"Cuenta conmigo."

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